El grano de arroz proviene de una planta llamada Oryza Sativa, originaria de Asia. Durante siglos ha sido la base de la alimentación de numerosos pueblos y aún actualmente forma parte de su cultura. Su nombre es símbolo de vida ya que tiene la capacidad de nutrir a grandes poblaciones.
Dentro de los cereales, el arroz pertenece al grupo de los hidratos de carbono complejos.
Los cereales están recubiertos por una gruesa capa de fibra que, para su consumo, es necesario quitarla ya que no se puede digerir.
Esto se realiza durante el primer proceso de refinamiento llegando así al grano integral. Aquí el grano conserva parte de sus envolturas (pericarpio, mesocarpio y endocarpio) que son las capas que forman el salvado, ricas en fibras, proteínas, vitaminas y minerales.
A continuación de la cascara se encuentra el almidón, albumen o endospermo, donde se concentran el almidón y las proteínas.
En general, los cereales contienen aproximadamente un 10% de proteínas (el grano de arroz contiene aprox. un 7%).
En un extremo del grano se encuentra el germen, que es la parte más rica en nutrientes, ya que contiene los elementos necesarios para la germinación de una nueva planta: proteínas, ácidos grasos poliinsaturados y vitamina E.
Hay diferentes tipos de arroz:
Yamaní: grano corto y resistente.
Blue Bonnet: grano largo y dulce.
Basmati: grano delgado y largo, con un ligero gusto a almendras.
Arroz salvaje: de sabor intenso, no es una variedad de arroz sino que es Zizania o Grano de agua.
Moti (o Mochi): grano pequeño, de consistencia blanda, ligeramente dulce.
Arroz blanco: es el arroz integral refinado.
Arroz parbolizado: conocido por su propiedad para no pegarse ni pasarse de cocción.
El arroz integral es rico en vitaminas B1, B2 y B3, esenciales para el proceso de digestión y metabolismo de los hidratos de carbono que aporta el grano.
Para lograr la síntesis de tejido en el organismo deben ir acompañadas con legumbres como lentejas, arvejas, etc. No es necesario que ambos alimentos (cereal y legumbre) estén juntos en la misma comida.
Su contenido en fibra permite una lenta degradación a glucosa. De este modo, la excreción de insulina logra ser más equilibrada, evitándose las hipoglucemias y los deseos súbitos de comer dulces: la fibra llega al colon sin digerir; allí la flora intestinal la fermenta y produce ácidos grasos de cadena corta que se comportan como antioxidantes, reducen el colesterol y el riesgo de cáncer.