Lechuga Romana. Cuando una persona se refiere a la lechuga, debe ser más específica, ya que existe una variedad bastante nutrida y cada una tiene diferentes nombres, o mejor dicho, “apellidos”.
Los apellidos de la lechuga, están signados, bien sea por el lugar de origen o por la apariencia de la hoja.
Podemos encontrar, desde la lechuga rizada, hoja de roble o iceberg; hasta la lechuga española, italiana, francesa o romana; siendo esta última, la que nos ocupa en el presente artículo.
Características principales de la lechuga romana
Desde el punto de vista de la apariencia, la lechuga romana, se asemeja a un bouquet de novia, pues sus hojas, crecen tan comprimidas que forman un tronco y a medida que se alargan, se van abriendo, formando una especie arreglo floral.
Otra característica de la lechuga romana, conocida también como lechuga española, es que nos muestra distintos tonos de verde.
El verdor de sus hojas, va cambiando, de acuerdo al lugar de origen, la estación del año y al tiempo que lleva expuestas luego de la cosecha.
Aunque esta lechuga es bastante fuerte y resistente al calor, por lo general es presentada a bajas temperaturas.
Es decir, que se expone a los grandes refrigeradores de los supermercados o muy bien resguardada del sol, cuando es ofrecida al público, en mercadillos populares.
Para diferenciar la lechuga romana, de otras variedades, sólo basta con observarla en forma, tamaño y color; además la vena central de sus hojas, es mucho más gruesa.
Gracias al grosor de esta vena central, la lechuga romana tiene una textura muy crujiente y su sabor es particularmente ácido, con un suave picante y un leve gustillo almendrado.
En comparación con otras variedades de lechuga, la romana es la de mayor oferta en el mercado, por lo tanto sus precios son sumamente accesibles.
Por otra parte, tiene la ventaja de estar en los anaqueles, a lo largo de todas las estaciones del año, siendo el verano, la mejor época para consumirla.
Debido a su frescura y ligereza, esta hortaliza, es muy popular y es el principal ingrediente, para la elaboración de frescas ensaladas, en especial en épocas calurosas.
Esta variedad de lechuga, es una de las más buscadas por quienes llevan una vida sana, basada en alimentación saludable.
Si bien es cierto que no nos estamos refiriendo, a un alimento lleno de proteínas, también lo es, que aporta cierta cantidad de vitaminas la C y ácido fólico, potasio, hierro, calcio y fósforo. Además, es muy baja en grasas e hidratos de carbono.
Entonces, a pesar de no poseer gran cantidad de propiedades nutritivas, es muy apreciada por ser una verdura baja en calorías, que aporta algunas vitaminas y minerales.
En este sentido, la lechuga romana, se nos presenta como una de las grandes aliadas, de los regímenes para adelgazar, apreciada por una innumerable cantidad de personas, que andan en constante búsqueda de elementos saludables, para adicionar a sus platos.
Como todas las variedades de lechuga, la romana, ingrediente fundamental en la elaboración de ensaladas, aunque en algunos países, durante el invierno, también se consume asada u horneada, como acompañante de platos calientes.
Como ventaja adicional, podemos destacar, que la lechuga romana, se constituye también en un postre ligero y frutal, al marinar sus hojas, con bastoncitos de zanahoria en zumo de naranja, endulzado con miel o con estevia y refrigerarlos un rato.
Recetas con lechuga romana
Esta receta es sumamente saludable, te mantiene el hambre a raya y aporta energía a tu día.
Al mismo tiempo, nos evita caer en la tentación, pues al mantenernos saciados, nos olvidamos de la comida chatarra y las calorías vacías que nos aporta el azúcar.
Te estamos hablando de una exquisitez, que querrás preparar, cada vez que sientas que la temperatura se eleve un poco o cuando tengas antojo de algo dulce, pero no quieras salirte de la dieta.
Ahora bien, la receta donde, por excelencia, la lechuga romana tiene participación preponderante, es la ensalada César.
La receta original de esta popular ensalada se prepara con una lechuga romana, picada en trozos no muy pequeños; una pechuga de pollo que pondrás a dorar en una sartén con unas gotas de aceite de oliva; crotones bien tostados y queso parmesano para decorar.
Coloca todos los ingredientes en una fuente de manera decorativa y de modo que, al momento de bañarlos con el aderezo, todos ellos reciban una buena cantidad.
El aderezo básico, se prepara con huevo, aceite, anchoas envasadas en sal, salsa Perrins, vinagre de manazana, mostaza, zumo de limón, ajo, queso parmesano rallado, y pimienta.
Coloca los ingredientes en la licuadora a velocidad alta, comenzando por el huevo y el aceite a modo de hilo, bate durante dos o tres minutos.
Inmediatamente y sin apagar la licuadora, ve adicionando los demás ingredientes, uno por uno y al llegar a la anchoa, no olvides escurrirla completamente.
Rectifica la sal y la pimienta, procede a rociar la ensalada y buen provecho.