Hígado graso en el embarazo


Hígado graso en el embarazo, una rara y grave enfermedad


El hígado graso en el embarazo es una condición rara pero cuando ocurre es potencialmente mortal para la madre y para el bebé. Las cifras varían, pero se estima que una mujer por cada 16 mil va a desarrollar esta grave enfermedad, especialmente en el último trimestre del embarazo.


El tipo de hígado graso que se desarrolla en el embarazo es mucho más grave que el hígado graso en cualquier otra persona, porque en la mujer embarazada la enfermedad evoluciona más rápidamente y pronto se presentan complicaciones fatales.


De hecho, el hígado graso agudo en el embarazo está muy relacionado con otra condición sumamente grave llamadaSíndrome de HELLP, una complicación que se da al final de embarazo y que afecta el funcionamiento del hígado, los riñones y la sangre.


Tanto el hígado graso en el embarazo, como el Síndrome de HELLP, tienen una alta mortalidad materna y fetal, pero si el diagnóstico se establece tempranamente el niño y la madre tendrán mejores oportunidades de ser tratados con éxito.


¿Por qué ocurre el hígado graso en el embarazo?


El hígado graso que se presenta en el embarazo tiene una forma diferente de establecerse que la forma de hígado graso común.


Sabemos que en cualquier persona, pero es especial personas con obesidad, sobrepeso o con condiciones subyacentes como diabetes, el hígado graso se desarrolla debido a una disfunción en el tejido adiposo (la grasa) del cuerpo que comienza a acumularse en las células del hígado hasta que éste sufre daño.


En la mujer embarazada el hígado graso ocurre la mayoría de las veces por una deficiencia genética para producir ciertas enzimas. Lo que esto quiere decir, es que a veces un defecto en los genes de una persona hace imposible que se lleven a cabo procesos del metabolismo, en este caso, puede ocurrir que la madre o el feto tengan un defecto que impide a su organismo procesar ácidos grasos, que es un tipo de grasa, para transformarlos en energía. Normalmente estos ácidos grasos pasan por varios pasos en el hígado para “degradarse”, y se convierten en energía que ayuda al feto a crecer, pero cuando esto no ocurre se acumulan en el hígado de manera peligrosa.


Así, hacia el final de embarazo la mujer no puede deshacerse adecuadamente de estos ácidos grasos en su hígado y pronto se acumulan otros compuestos igualmente tóxicos para el órgano. Finalmente, el hígado no puede tolerar estas sustancias y sobreviene una falla rápida e irreversible que conduce a la muerte.


¿Cuáles son los síntomas de alerta?


Se debe estar atento a síntomas que se presenten en la mujer embarazada al final del embarazo pues podrían ser la clave para actuar a tiempo.


El hígado graso en el embarazo puede iniciar con síntomas muy inespecíficos como náuseas, vómito, malestar general o cansancio. También puede presentarse presión arterial alta, dolor abdominal e ictericia (la piel y las mucosas se vuelven color amarillo).


Estos síntomas pueden variar o presentarse en diferentes orden. Pero podrían ser la clave para que los médicos sospechen de esta condición a tiempo.


El hígado graso agudo en el embarazo se revierte rápidamente cuando la mujer da a luz, por eso el tratamiento más efectivo para salvar la vida de la madre y el feto es la finalización del embarazo.


La mejor oportunidad que tienen ambos es que se establezca un diagnóstico preciso y oportuno desde el principio, esto dará tiempo a lo médicos para actuar con prontitud, lo que puede salvar la vida de los dos.