Diabetes, resistencia a la insulina e hígado graso, su relación
Diabetes e hígado graso, el hígado graso es una condición que aparece junto con otras enfermedades como la diabetes, la hipertensión, la dislipidemia o la obesidad. En conjunto, estos padecimientos dan lugar a lo que se conoce como Síndrome Metabólico.
La inmensa mayoría de los pacientes con diagnóstico de esteatohepatitis o hígado graso, son pacientes que ya tienen Síndrome Metabólico y que por lo tanto han desarrollado resistencia a la insulina.
Diabetes e hígado graso. ¿Qué es la resistencia a la insulina?
La resistencia a la insulina es una alteración en el proceso que lleva a cabo esta hormona para contribuir a que las células musculares y las células del tejido adiposo capten la glucosa.
Las células necesitan glucosa para llevar a cabo sus actividades, sobre todo la de producir energía para nuestro organismo. Al ingerir alimentos, la glucosa llega a nuestra sangre y de la sangre tiene que ser captada por la células musculares y las células del tejido adiposo, es decir, células que conforman la grasa de nuestro cuerpo.
Cuando hay resistencia a la insulina, hay una alteración que impide que las células capten la glucosa. Esto provoca a la vez una serie de perturbaciones en nuestro organismo.
Para empezar, aumenta la producción de insulina, pues nuestro cuerpo tratará de compensar el aumento de glucosa que circula en nuestra sangre, a esto se le llama hiperinsulinemia. Además, el hígado incrementará su producción de glucosa.
La resistencia a la insulina favorece que finalmente aparezca la diabetes tipo 2.
Diabetes e hígado graso. ¿Cómo evitarlo?
Un paciente con diabetes tipo 2 que ha sido diagnosticado debe llevar un estricto control de su condición.
Los pacientes con diabetes deben llevar un buen control de su enfermedad, incluso en casa.
Por lo regular, los pacientes que fueron diagnosticados en el sector salud o en el medio privado ya acuden con regularidad a citas de control.
Si usted es paciente diabético debe acudir a sus controles médicos, pero también hay otras formas de prevenir hígado graso, sobre todo al cuidar lo que come, pues esto es determinante para mantener óptimos sus niveles de glucosa en la sangre y que usted no desarrolle complicaciones graves.
Una dieta adecuada también hará que usted evite la acumulación de grasa en el hígado y que esto avance hasta desarrollarse la esteatosis y sus complicaciones como cirrosis o cáncer de hígado.
¿Cómo afecta la obesidad para padecer de hígado graso?
Según cifras publicadas por la revista Forbes, 70% de los mexicanos padece sobrepeso y casi una tercera parte sufre obesidad.
Un aspecto esencial para cuidarnos de padecer hígado graso es nuestro peso. Con o sin diabetes es de gran importancia cuidar el peso.
Como ya hemos mencionado antes, padecer de obesidad o de sobrepeso es uno de los principales factores que podrían alterar el funcionamiento de la captación de glucosa por las células del tejido adiposo, y así derivar en hígado graso.
El sobrepeso y la obesidad son factor de riesgo para desarrollar hígado graso y sus complicaciones.
Al alterarse el metabolismo de la glucosa, también se afecta el proceso de los carbohidratos y lípidos de nuestro cuerpo. Las grasas, que normalmente deberían servir a nuestro organismo para producir energía y calor o transportar vitaminas, dejan de funcionar adecuadamente y esto propicia la acumulación de grasa en el hígado, dando lugar a la esteatosis (hígado graso).
Si hemos rebasado los límites de peso que nos corresponde, esto no es sano, de hecho la obesidad es una enfermedad y puede llegar a ser peligrosa.
Recuerde que usted puede medir qué tanto ha excedido su peso ideal mediante un sencillo cálculo del Índice de Masa Corporal (IMC).
En resumen, nosotros mismos podemos prevenir el hígado graso aún si somos pacientes diabéticos, mediante una dieta baja en grasas y azúcares, cuidando de no exceder nuestro peso ideal y acudiendo con regularidad a control médico.