Los canapés, pequeños placeres

El canapé es el invitado estrella de las bodas, los bautizos, y en general todas esas reuniones sociales que van precedidas de un cóctel. Es un pequeño entrante que consumimos casi sin darnos cuenta, cuyos ingredientes pueden ser tan variados como lo permita la imaginación, la creatividad y las ganas de sorprender al personal que tenga el cocinero. Aunque existen algunas reglas básicas, nada impide que hagamos un canapé al modo que más nos guste, con la forma y elementos que prefiramos.

La parte fundamental del canapé es su base, que puede ser un trozo de pan cortado en cuadrado u otra forma geométrica, o bien una pequeña galleta destinada para ello. Sobre ella colocaremos los ingredientes. Podemos utilizar alguna clase de salsa, o simplemente pincharlos. Otra norma de sentido común pero no por ello menos importante es el tamaño: no debemos pasarnos colocando un ingrediente sobre otro, ya que lo ideal es que el canapé pueda comerse de un bocado, o como mucho en dos.

Cada tipo de queso puede suponer un canapé diferente, por ejemplo; una variedad ideal para los gourmets capaces de diferenciar en apenas un instante un emmental de un gruyere. Si lo que queremos es un canapé fresco y veraniego, nada mejor que las variedades tropicales con piña, salmón o pimienta. La crema de calabacín, la mostaza o la sobrasada son algunas de las salsas más versátiles, que podemos combinar con numerosos ingredientes.

Ya sea para una reunión como las antes mencionadas, o simplemente para celebrar una cena informal con la familia o amigos, los canapés son una estupenda opción para empezar y demostrar, de paso, nuestra capacidad imaginativa en la cocina.

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