Cirrosis, el lugar al que no deseamos llegar nunca.
La cirrosis ocurre cuando el hígado ha pasado por un proceso dañino crónico, es decir, que el hígado ha sufrido una agresión continua por largo tiempo. La cirrosis también puede ocurrir después de un padecimiento agudo, repentino. En cualquiera de los dos casos, la cirrosis representa la etapa final de un proceso nocivo y además es irreversible.
El hígado con cirrosis es un hígado con cicatrices, producto de un proceso inflamatorio crónico. Estas cicatrices alteran la arquitectura del hígado, junto con la aparición de nódulos de regeneración, lo que quiere decir que el tejido sano es reemplazado por cicatrices.
Debido a este tejido cicatrizal, el hígado pierde su capacidad de funcionar por el poco tejido sano que aún le queda.
Los problemas que el paciente va a presentar como consecuencia de esto son variados, pero uno de los principales es la hipertensión portal, que es una alteración muy peligrosa en la presión del sistema porta o del sistema circulatorio en el hígado.
La hipertensión portal tiene una alta mortalidad en nuestro país, de hecho, es una de las diez primeras causas de muerte en individuos de entre 25 y 45 años de edad.
¿Cuáles son las causas?
Son diversas las causas del desarrollo de cirrosis en el hígado. En México, casi el 60% de los casos son debido al consumo excesivo de bebidas alcohólicas o por infecciones de los virus de la hepatitis B y C.
Sin embargo, en los últimos años la obesidad se ha convertido en un factor detonante del hígado graso.
La incidencia de esta enfermedad ha aumentado tanto, debido en mucho a que en México 70% de la población tiene sobrepeso y casi una tercera parte sufre de obesidad.
Principales causas
- Alcoholismo
- Virus de la hepatitis B
- Hemocromatosis hereditaria
- Enfermedad de Wilson
- Hepatitis autoinmune
- Hepatitis por toxinas y agentes terapéuticos (intoxicación medicamentosa)
- Obesidad (hígado graso)
¿Cómo se puede complicar?
El paciente con cirrosis no experimenta síntomas cuando la enfermedad se encuentra en etapa inicial, por lo que la mayoría de los diagnósticos se hacen en fases avanzadas. Esto lamentablemente complica el tratamiento.
Algunas complicaciones son:
Ascitis
Es la acumulación de líquido en la cavidad peritoneal (al interior del abdomen). Normalmente es el signo más temprano que alerta sobre cirrosis.
Varices esofágicas
Las varices esofágicas son una complicación derivada de la hipertensión portal. Cuando la presión sanguínea en el hígado aumenta debido a la obstrucción del flujo de sangre en su interior. Las varices esofágicas tienden a sangrar y esto puede ser mortal para el 50% de los pacientes.
Encefalopatía hepática
En la encefalopatía hepática se afecta la función cerebral. Esto es debido a que en la sangre circulan sustancias tóxicas que el hígado dañado no pudo procesar y eliminar de nuestro cuerpo. Esto provoca que el cerebro también se intoxique y la persona sufra confusión mental, cambios de humor, conductas inapropiadas, alteración del sueño, agitación y finalmente estupor y coma.
Carcinoma hepatocelular
Es el cáncer de hígado más frecuente debido a la cirrosis. Ocurre más en hombres mayores de 50 años.
¿Existe un tratamiento?
La cirrosis no puede curarse, cuando se presenta el hígado ya ha sufrido un daño grave e irreversible. El tratamiento último para la cirrosis es el trasplante de hígado.
A pesar de esto, la cirrosis puede controlarse por un tiempo pero todo dependerá de la causa de origen.
Esto quiere decir que su tratamiento será diferente si sufrió cirrosis debido a la enfermedad por virus de hepatitis B o C, que el tratamiento que llevarán los pacientes con cirrosis por exceso en el consumo de alcohol.